Tras este tradicional dicho popular se esconde una realidad que tiene que ver con el brusco cambio que puede sufrir un determinado proceso, pasando de lo grato y satisfactorio a lo trágico.
Para encontrar el origen de la expresión debemos remontarnos a los antiguos torneos caballerescos. En especial, al desarrollo de uno de los juegos más populares en la Castilla del siglo XV, como era el “juego de cañas”, que consistía en una carrera entre varias cuadrillas que se asestaban lanzazos con cañas unas a otras, simulando un combate. Continue reading