Que Agamenón es un imbécil es una apreciación que salta a la vista para quien haya leído la Ilíada o se haya acercado a la guerra de Troya a través de casi cualquiera de sus versiones. El señor de Micenas, caudillo de los aqueos, no sale nada bien parado, no ya de la ineludible comparación con Aquiles, sino por sí mismo y sus acciones. Casi parece que Homero se empeñe en hacernos ver la dualidad del personaje desde el mismo momento en el que entra en escena. Como buen autor, Homero recoge la tradición existente y la modifica sutilmente en servicio de la trama que está construyendo sobre esos extraños días del décimo año de la guerra contra Troya y sobre el canto a la justa cólera de Aquiles, pronto convertida en un acérrimo pacifismo que nos apabulla por su modernidad. La propia etimología del nombre de Agamenón nos lo identifica como «firme, muy resuelto» pero en manos de Homero esa firmeza heroica, positiva, se torna toda ella en obstinación negativa. Cabezota. Y en ese cambio de guión, aparentemente insignificante, aparece la mano del autor y la crítica política que convierten a la Ilíada no en una mera recopilación de historias anteriores, sino en una visión personal del nuevo mundo surgido de eso que llamamos la Grecia Oscura. Continue reading
Monthly Archives: febrero 2016
La Corona Partida… y algunas coronas más
En vísperas del próximo estreno de la última película que pretende acercarse a la figura de la reina Juana I de Castilla, el largometraje pone a disposición del espectador un título aparentemente sencillo que, no obstante, abre la posibilidad de formular diferentes lecturas. “La Corona Partida” alude al difícil periodo que vivió la Corona de Castilla tras la muerte de Isabel la Católica y el intento del padre y el marido de la nueva reina, Juana, por neutralizarla. No deja de ser curioso cómo el objeto que identifica al rey o reina como tal, dé la posibilidad de expresar tanto en tan poco espacio. Continue reading
Recomendaciones – «Llamadme Owen Chase» En el corazón del mar y Moby-Dick
Moby-Dick, la obra de Herman Melville es de 1851 pero el Pequod, a pesar de ser un ballenero decimonónico de madera, sigue navegando, acumulando millas con el capitán Ahab al frente y todos nosotros detrás prestos a la aventura, movidos por qué no decirlo, por ese reluciente doblón clavado en el mástil. A nuestra proa un cachalote blanco y un poco más allá, por allí resopla, una historia universal de obsesiones y épica.
Dinosaurios, Simios y Marcianos: los Mundos de Aventura de Edgar Rice Burroughs
De los peligros del mar: Ballenas y navegantes despistados
La fascinación por lo desconocido es una de las constantes del ser humano. Allí donde no llega lo cotidiano se forja lo fantástico. Repasar los caminos del imaginario es una de las formas más bellas de aproximarse a la mentalidad de una época, de un grupo social o de un colectivo. Ya sea a través de las pinturas intuidas a media luz en el fondo de una cueva prehistórica, de los mitos antiguos y su pervivencia, de los misterios religiosos, de los miniaturas profusamente coloreadas de un manuscrito medieval o de los horrores cósmicos surgidos de la literatura de terror de principios del siglo XX, lo desconocido se nos presenta como un campo fecundo para la creación y la reflexión.
El mar ha sido siempre uno de los lugares preferidos para colocar lo exótico y lo monstruoso, basta recordar la Odisea para ver que el viaje por mar tenía siempre algo de inquietante, más aún si uno navegaba perdido hacia lo desconocido, donde cíclopes, sirenas y monstruos marinos entraban dentro, no ya de lo posible, sino de lo esperable en cualquier historia que se precie. Continue reading