Seguro que conoces esa sensación en la que estás dando vueltas a un tema que te indigna y decides hacer algo para buscar soluciones e intentar que el problema sea menos problema. Eso me pasó el 14 de Julio, una tarde de verano en el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.
Author Archives: Cristina Párbole Martín
Biblias de piedra: lo real y lo ficticio en el románico.
Es por todos conocido que el saber en la Alta Edad Media era custodiado por unos pocos, bastante tenían los pobres campesinos con trabajar para cumplir con los impuestos marcados por el señor. La iglesia era la encargada de mostrarles lo que estaba permitido hacer y aquello que tendría el mayor de los castigos, y como esos pobres hombres y mujeres no sabían ni leer ni escribir qué mejor manera que enseñarles a través de las imágenes, porque ya sabemos lo que dicen: “una imagen vale más que mil palabras”. Así que aprovechando el espacio que brindaban las portadas de los templos románicos se desplegó todo un catálogo de figuras que estipulaban los pecados, los oficios, los pasajes de la Biblia, etc., y aquí es donde se empiezan a mezclar para nosotros la ficción y la realidad.
Está claro que la idea que preside la iconografía románica es la de separar el bien y el mal; pero al hombre no le basta con eso, y como somos seres curiosos por naturaleza no nos podemos quedar en lo simple y buscamos un significado más profundo. Con las escenas bíblicas el asunto es sencillo, una forma de explicar los pasajes más importantes de la Biblia a los hombres del siglo XII, pero la cosa se complica cuando empiezan a aparecer animales que jamás nos habíamos imaginado o figuras que se escapan a nuestro entendimiento. Debemos tener claro que de esos hombres del siglo XII nos separan más de ocho siglos, nuestra mentalidad es muy diferente, nuestra forma de concebir el mundo ha cambiado; nosotros somos una generación de palabras y hemos perdido ciertos códigos visuales, por lo que sólo podremos acercarnos superficialmente al significado de estas representaciones. Continue reading
La Capilla Sixtina del arte románico: el Panteón de los Reyes en San Isidoro de León.
La gran mayoría del público que ha visitado la Capilla Sixtina en los Museos Vaticanos no ha podido evitar sobrecogerse ante su magnitud. Es inevitable sentirse pequeño bajo los coloridos techos que Miguel Ángel pintó con sufrimiento. Tengo que reconocer que la primera vez que admiré la obra pensé en Miguel Ángel encaramado a los andamios mientras la pintura le caía en los ojos, dejándole prácticamente ciego. Valoramos el resultado muchas veces sin conocer el esfuerzo y tesón que hay detrás.
Una situación parecida, o si me permitís peor, ocurre cuando lo que tenemos ante nuestros ojos son pinturas románicas. El paso del tiempo ha provocado la desaparición de muchos de los frescos que decoraban las iglesias; hasta el punto de considerar este estilo un arte pobre, sin color y sobrio. A los escasos restos conservados se añade el desconocimiento que tenemos sobre la figura de los pintores en tiempos del románico. Continue reading
La avaricia: un pecado atemporal.
Miramos el mundo y nos damos cuenta de que no ha cambiado tanto respecto a lo que veían nuestros antepasados medievales. No me refiero al hecho de que ahora tengamos tecnología, mejores condiciones higiénicas y menos enfermedades, me refiero a que nuestros miedos son parecidos y nuestras flaquezas iguales.
Corríjanme si me equivoco, la avaricia aterraba al hombre del Medievo y si la iglesia ilustraba los templos con dicho pecado es porque era bastante habitual. Cambiemos los capiteles por la televisión y veremos a multitud de personas que amasan grandes cantidades de dinero mediante actos que cualquier hombre de la Edad Media consideraría suficientes para arder en el infierno.
El lado más “romántico” del románico.
Acostumbrados a encontrar constantemente castigos, figuras grotescas o luchas, la presencia de escenas afables o incluso “románticas” en el románico genera admiración y no poca curiosidad. Gracias a Dios la imagen de una Edad Media llena de castillos, caballeros, princesas y dragones se va alejando de nuestro imaginario, pero es inevitable que al encontrarnos escenas como la protagonista de esta entrada nos invada una sensación de que igual si que existían romances épicos. Nuestra mente nos juega malas pasadas, pues la realidad muchas veces supera la ficción.
La escena que hoy traigo se encuentra en la iglesia de San Pedro de Villanueva, en Cangas de Onís (Asturias). Dicho templo es el único resto que se conserva de un antiguo monasterio benedictino. El edificio en origen tenía tres naves, pero en el siglo XVIII se creó un espacio con una única nave. Se conservan dos portadas de época románica, siendo la más espectacular la que se encuentra situada en la fachada sur. Entre un gran número de capiteles decorados sobresale una escena en la que se puede observar como una mujer besa en la boca a un hombre que montado a caballo porta en su brazo izquierdo un ave. El caballo está a punto de comenzar su avance y podemos suponer que lo que viene después es el llanto por la partida, ¿o quizás no?. Continue reading
El románico: más que simple piedra.
Hoy os traigo un documento en piedra. ¿Quién dijo que solo el papel encierra nuestra historia?. La ermita románica de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar es el único resto que nos permite saber que dicho pueblo tuvo un pasado medieval. La forma de pensar del hombre de finales del siglo XII quedó guardada en la piedra: sus miedos, sus costumbres, su manera de concebir el bien, su relación con el sexo, su trabajo, su forma de vestir y de luchar. El cantero talla la piedra y nos deja marcados sus conocimientos, sus influencias e incluso su lugar de origen.
La primera referencia que tenemos del edificio de Vallespinoso de Aguilar aparece en la “Estadística de la Diócesis de Palencia” de 1345 publicada por San Martín Payo, que nos dice que “en Valde Spinoso en la iglesia de Santa Zecilla de[ue] auer dos prestes, vn subdiachono, tres graneros, que son con la media ración del cura tres raciones e quarta e los diezmos de este logar pártense en esta manera (espacio en blanco) e aquí non ay otra estimación de préstamos” [1]. Pero desconocemos lo que ocurrió antes. Continue reading
Estabais avisados, ¡la cagasteis! – Una aproximación al alero de San Quirce de Burgos
Resulta llamativo que una de las muestras más curiosas de nuestro románico sea tan hermética, es como si nadie quisiera que el resto más inmundo saliera a la luz y nos pillara a todos con una imagen idílica de la realidad.
Descubrí el alero de la antigua abadía de San Quirce cuando estaba preparando los programas de radio («La Huella Románica», Radio Aguilar) que dedique al románico de la provincia de Burgos. Indagando vi que el templo se encontraba en una propiedad privada y que el acceso resultaba demasiado complicado. Empecé a sentir curiosidad por las diferentes representaciones que aparecían en el alero y es entonces cuando llegó a mis manos el libro de Daniel Rico Camps “Las voces del románico. Arte y epigrafía en San Quirce de Burgos”, un texto en ocasiones difícil de entender pero en el que el autor esboza una teoría más que certera sobre las enigmáticas imágenes.
Presillas de Bricia: lugar donde la piedra se hizo maravilla.
Las recomendaciones de buenos amigos te pueden llevar a lugares maravillosos. Es lo que me pasó este verano cuando por fin puede visitar la iglesia rupestre de San Miguel de Presillas de Bricia (Alfoz de Bricia, Burgos) gracias a las indicaciones de Andrés, autor de “El Correo de las Matas”. No omitiré el hecho de que llegar a ella fue bastante complicado, una mala señalización unida a unos entornos poco cuidados hizo que el camino se tornará complicado pero acceder al claro del bosque y vislumbrar esa impactante mole rocosa provoco en mí una grata sorpresa.
El papel más deseado: el maestro románico.
Si hay un maestro románico conocido por todos ese es el Maestro Mateo. La firma en los dinteles del Pórtico de la Gloria y el contrato entre el cantero y el rey Fernando II de León son aspectos que nos aportan una información muy valiosa sobre la figura de este hombre encargado de levantar el gran templo de la cristiandad.
«Conviene a la regia majestad atender mejor a aquellos que le son conocidos por mostrar obediencia fielmente, y especialmente a aquellos que son notorios por dedicar sus servicios a los santuarios y lugares de Dios. Por estas cosas yo, Fernando, rey de las Españas, por amor de Dios, por quien reinan los reyes, y por la reverencia de Santiago, piísimo patrón nuestro, como pensión, te doy y concedo a ti, maestro Mateo, que posees la primacía y el magisterio de la obra del citado apóstol, cada año la percepción de dos marcos a la semana, sobre mi mitad de moneda de Santiago, y que lo que falte una semana sea suplido en la otra, de manera que esta percepción te represente 100 morabotinos anuales. Esta pensión, este don, te doy durante toda tu vida, para que siempre la tengas, y para la obra de Santiago, y sea mejor para tu persona; y aquellos que vieran, velen y se dediquen con afición a la citada obra. Fernando II de León a 23 de Febrero del año 1168.» [1] Continue reading
La historia de un beso románico
La historia del arte nos ha dejado besos memorables desde Klimt hasta los amantes de Magritte pasando por la fotografía capturada por Victor Jorgensen en Times Square; pero nuestra entrada de hoy la dedicamos a un beso más antiguo que genera tantas dudas como admiración.