“Muerte al perdedor y gloria al vencedor, es una fórmula antiquísima mis queridos amigos, y la repondremos en el lugar donde tuvo mayor éxito, con los gladiadores en la antigua Roma. Una lucha hasta la última sangre, con terror, muerte y destrucción”.
Así se expresa un alto directivo de una cadena de televisión en una película italiana de ambientación futurista, en la que la violencia es el mayor reclamo que tienen las televisiones para lograr audiencia. Me estoy refiriendo a I guerrieri dell’anno 2072 (Fulci, 1984). Cuando pensamos en la antigua Roma, probablemente, una de las primeras imágenes que nos viene a la mente es la de una lucha de gladiadores. Por supuesto una lucha a muerte, ya que no concebimos un munus gladiatorium sin derramamiento de sangre en la arena. Esta visión, no demasiado histórica pero totalmente enraizada en la cultura popular, se ha conformado a través de la imagen mostrada, en buena medida, por las películas y series de romanos que han inundado nuestras pantallas desde finales del siglo XIX. La cita del encabezamiento, a pesar de no pertenecer a una película del género cinematográfico ambientado en la Antigüedad, resume a la perfección ese imaginario colectivo sobre lo violentos, sangrientos y mortales que eran los enfrentamientos entre los gladiadores.
La extrema violencia con la que el cine ha mostrado esa actividad propiamente romana es sumamente matizable, pero aquí quiero centrarme en otro aspecto de esa representación, como es su relación con el contexto político, económico o social en el que fue producida cada película. Continue reading