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Esta bonita expresión castellana (a quién no le han dicho alguna vez aquello de «niño, ¡recoge los bártulos y vete!») tiene una etimología la mar de curiosa, que nos mete de lleno en el efervescente mundo cultural de la Baja Edad Medial y, más concretamente, nos habla de una de las figuras más importantes de la historia del Derecho: Bártolo de Sassoferrato.
La recuperación del derecho romano durante el siglo XIII y sobre todo a partir del siglo XIV, así como el desarrollo del derecho canónico, significaron un punto de inflexión importante en el desarrollo de la cultura jurídica europea. Ambos permitían nuevas formas de conceptualizar los Estados y las instituciones, así como las relaciones entre los individuos y tuvieron un importante papel en las nuevas formas de gestionar la sociedad.
Bártolo de Sassoferrato, durante la primera mitad del siglo XIV (1313-1357) será el máximo exponente del desarrollo de esta corriente. Sus contribuciones moldearon buena parte del desarrollo posterior del derecho europeo hasta el punto que se hizo célebre la máxima nemo bonus iurista nisi bartolista. Es decir, que nadie podía ser considerado un buen jurista si no era un seguidor del trabajo del bueno de Bártolo.
Sus obras constituyeron durante los siglos XIV y XV la referencia ineludible de todo experto en leyes. Aunque murió joven, redactó un gran número de comentarios al Corpus Iuris Civilis de Justiniano y dictó una gran cantidad de consilia – ¡se conservan más de 400! – sobre temas legales diversos. Tan famoso llegó a ser su trabajo que en Castilla se promulgaron leyes a principios del XV en las que se reconocía el papel de las obras de Bártolo como fuente de jurisprudencia.
¿Y qué tiene que ver todo esto con los bártulos? La palabra designa, según la RAE, aquellos «enseres que se manejan» y, también, aquellos objetos que se transportan y que, en su mayoría, son de uso frecuente. La expresión «coger los bártulos» tiene su origen, precisamente, en los libros escritos por Bártolo de Sassoferrato. Como hemos visto eran obras de referencia obligada para los estudiantes, juristas, abogados y peritos que recorrían la geografía europea durante la Baja Edad Media. Ya fuera en sus arcones de viaje, en las alforjas de sus monturas o en sus bolsas, siempre llevaban consigo sus ejemplares de las obras de Bártolo. De ahí que en castellano «los bártulos» pasaran a designar a aquellos objetos que se transportaban de un lado a otro
Publicado originariamente en Entre Historias el 11 de julio de 2013.
Gracias Profesor por este bello opúsculo Germán Abogado Colombiano