Cristina Párbole Martín
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Dentro de la iconografía románica son muchos los temas que suscitan dudas como por ejemplo el caso de las sirenas y nereidas. El paso del tiempo ha cambiado sus figuras creando un halo de incertidumbre sobre ellas, solo remontándonos al origen de los tiempos podremos conocerlas mejor.
El primer testimonio que tenemos sobre las sirenas aparece en la Odisea de Homero, cuando Circe le dice a Ulises “primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa”[1]. En la mitología griega se las reconoce como seres con cuerpo de pájaro y cabeza de mujer, hijas del dios del río Aqueloo y Calíope, la musa de la elocuencia.
El cambio en su figura llega en el Liber monstrorum de diversis generibus (VII-VIII), donde por primera vez la sirena pasa a tener cola de pez “Las sirenas son doncellas marinas, que seducen a los navegantes con su esplendida figura y con la dulzura de su canto. Desde la cabeza hasta el ombligo tienen cuerpo femenino, y son idénticas al género humano; pero tienen las colas escamosas de los peces, con las que siempre se mueven en las profundidades” [2].
Por su parte, las nereidas eran las diosas de las aguas, hijas de Nereo y Doris; de ellas se dice que tenían cuerpo de mujer y cola de pez. Son numerosos los autores grecolatinos que las mencionan, por ejemplo Hesíodo en su Teogonía dice: “adorables y divinas hijas nacieron en el ponto estéril de Nereo y Doris de hermosos cabellos, hija del Océano río perfecto”[3]. Entre las nereidas más conocidas se encuentra Tetis, madre de Aquiles.
La pregunta que no planteamos será ¿qué es sirena en el románico y que es nereida? El Fisiólogo (II-IV), gran bestiario medieval, nos genera dudas puesto que describe a las sirenas como “animales marinos mortíferos, que atraen con sus voces; que su parte superior hasta el ombligo presenta forma humana, y del ombligo para abajo, de volátil”[4] si observamos la representación de sirenas en algún capitel vemos que estas solo tienen de mujer la cabeza mientras que el resto de su cuerpo es un ave. San Isidoro en sus Etimologías riza más el rizo y llega a establecer una clara diferenciación entre sirenas-ave y sirenas pez. Las descripciones dispares llevan a la confusión y he aquí mi intento por apartar algo de luz a esta cuestión.
En el románico nos encontramos mujeres con cola de pez, mujeres con doble cola de pez y cabeza de mujer con cuerpo de ave. Si tomamos el Fisiólogo, que sin duda fue la gran fuente de inspiración para crear el bestiario románico, la sirena tiene cuerpo volátil. Debemos tener en cuenta un detalle, en época griega se habla de las sirenas como seres malvados que engañaban a los hombres con su voz; sin embargo, las nereidas no utilizarán su voz para cautivar a los hombres, usaran sus atributos femeninos. Si observamos las mujeres con cola de pez representadas en el románico vemos como se marcan de manera intencionada sus pechos por lo que esta puede ser una de las causas que nos pueden llevar a hablar de nereidas (con cola de pez) y solo sirenas las que tienen cuerpo de ave. Herrero Marcos en su obra “Bestiario románico en España no escapa a dicho debate y explica que “el nombre de sirena que todos asociamos con el híbrido compuesto por cabeza y tronco de mujer con cola de pez, es en realidad la nereida” [5].
Se levantarán voces a favor del Fisiólogo o a favor de San Isidoro, pero de lo que no hay duda es que la iconografía románica es heredera de las mitologías que la preceden. Dichas figuras “paganas” fueron adoptadas por el cristianismo que se encargo de convertirlas en seres infames, protagonistas de los actos más lujuriosos. Aquí tenemos lo que hace fascinante el románico y una prueba de las dudas que éste sigue generando, tal vez el problema está en que en nuestra mentalidad tiene más cabida la sirena de Hans Christian Andersen que la figura tenebrosa que nos describió el lejano Homero.
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[1] Homero, Odisea. Biblioteca Gredos. Madrid, 2006. Pág. 196.
[2] Aragonés Estella, E. La imagen del mal en el románico navarro. Madrid, 1996. Pág. 155.
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Nereidas
[4] El Fisiólogo. Edición de Nilda Guglielmi, Eneida. Madrid, 2002. Pág. 83.
[5] Herrero Marcos, J. Bestiario románico en España. Cálamo. Palencia, 2010. Pág. 251.
Me ha encantado el artículo, felicitaciones por tu trabajo Cristina, un saludo.
Muchas gracias por tus palabras Diego 🙂
Navegando por el intangible mundo de Internet me he encontrado con este artículo. Me ha gustado la lectura, y me he quedado con ganas de más.
Enhorabuena por tu argumentación, Cristina.
Muchas gracias por tu comentario Borja. Sin duda, es un tema que da mucho para escribir y que sigue generando muchas dudas. En esta entrada he expresado mi modesta opinión me alegro que te haya gustado 🙂
Hola Cristina, hoy precisamente me he encontrado con ese problema, sirenas, arpias, nereidas … tu texto me ha ayudado. Muchas gracias, un saludo.
Muy buen artículo, felicitaciones y gracias.
Ismael.
Enhorabuena, Cristina, claro, preciso y bien funamentado.
Tienes razón en lo tocante al Romanico, los pies de foto a menudo inducen a error.
Gracias
Hola!
Buscando las diferencias entre sirenas, ninfas, ondinas y nereidas me he encontrado tu articulo. Está genial pero ahora tengo otra figura mas a diferenciar… Las sirenas y las harpias…
Que interesante! Muchas gracias. Me encantaria seguir leyendote
ME INTERESA MUCHO EL TEMA DE LAS SIRENAS, NEREIDAS, ETC. MUCHAS GRACIAS.
Muchas gracias por el artículo, muy didáctico. Gracias.
Muy interesante el artículo. Me llama la atención que la figura identificada como Nereida con 2 colas de pez, es igual a la descripción del dios Abraxas.