[Esta entrada se publicó originariamente en Entre Historias, mi blog personal, el 11 de marzo de 2014]
Polibio dijo una vez que la Primera Guerra Púnica fue la mayor guerra a la que se había enfrentado jamás la humanidad. Una afirmación así, viniendo de un testigo directo e informado siempre tiene el peso de la Historia de su parte. Aunque sospechemos un tanto de la subjetividad del implicado – que nunca está de más – lo cierto es que por primera vez se vivió un conflicto a gran escala en el Mediterráneo, de unas proporciones nunca vistas o recordadas hasta entonces. Incluso superó en duración (del 264 al 241 aC) a la mítica guerra de Troya, que se creía que se alargó durante diez años. Vamos, que la Primera Guerra Púnica fue algo así como una Primera Guerra Mundial que enfrentaba a dos modelos bien diferentes: el romano y el cartaginés. Dos modelos que chocaban en casi todo. Por ejemplo, en su papel en el Mediterráneo.
Hasta entonces las guerras habían sido algo que dirimir en tierra. Egipcios, asirios, hititas… todos ellos limaban sus diferencias con suelo firme bajo sus carros. Pero los nuevos tiempos exigían nuevas formas de combatir, como ya se había visto en Salamina hacía varias generaciones. El control del Mediterráneo y sus rutas comerciales hacía pivotar cada vez más las expectativas bélicas y el avance tecnológico hacia el perfeccionamiento de la navegación y el combate marítimo. Continue reading