A primera vista el título de esta entrada puede parecer un disparate, porque solemos situar a señores feudales y bien común en polos opuestos. En nuestro esquema general de las cosas del Medievo el señor feudal es sobre todo un noble que ejerce el poder de forma abusiva y violenta; el rey y el conjunto heterogéneo de instituciones religiosas que forman la Iglesia no se incluyen en la misma categoría, aunque deberían. En cambio, por bien común (ese al que tanto alude en sus discursos quien a día de ayer se postulaba a su investidura como Presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados) uno entiende el interés o bienestar general, que al menos en teoría debe prevalecer frente a los intereses privados.
De nuevo en nuestro esquema mental, el señor feudal es la personificación más depredadora del interés privado. ¿Pero qué sucede entonces cuando el interés general resulta estar en boca de un señor feudal de alto rango? En 1398 el señor de la villa costera catalana de Blanes, Bernat IV de Cabrera, conde de Modica en Sicilia, rechazó una determinada petición comunitaria porque, en último término, decía, podía constituir un «perjuicio para la cosa pública». Continue reading