Moby-Dick, la obra de Herman Melville es de 1851 pero el Pequod, a pesar de ser un ballenero decimonónico de madera, sigue navegando, acumulando millas con el capitán Ahab al frente y todos nosotros detrás prestos a la aventura, movidos por qué no decirlo, por ese reluciente doblón clavado en el mástil. A nuestra proa un cachalote blanco y un poco más allá, por allí resopla, una historia universal de obsesiones y épica.