Con un 6 y un 4 hago la cara de tu retrato. Con este fácil recurso generaciones de niños hispanohablantes han memorizado la forma esquemática de dibujar una cara en dos sencillos pasos. Así de fácil, así de complicado. Y es que nuestra manera de ver el mundo funciona de lo simple a lo complejo, superponiendo capas y capas de significado una encima de otra y creando imágenes conceptuales que nos permiten dotar a las cosas de un sentido.
Un ejemplo bien bonito de esto lo podemos encontrar en los mapas medievales, concretamente en los mapas O-T llamados así, precisamente, porque se forman, al estilo del 6 y el 4, con una T dentro de una O. Así: